martes, 22 de abril de 2014

PA QUE SE ACABE LA VAINA - WILLIAM OSPINA (RESEÑA)



El último libro de William Ospina, Pa que se acabe la vaina, publicado en noviembre del año pasado, busca crear conciencia en los colombianos acerca del país en que vivimos.



El título del libro, tomado del famoso vallenato "La gota fría", nos explica las razones que movieron a este escritor a retomar el mismo tema que había tratado en el ensayo "La franja amarilla". Es un recorrido histórico desde el periodo de la conquista hasta el presente, en busca de las causas de los problemas que vivimos hoy en día.
Me lleva el o me lo llevo yo
Pa que se acabe la vaina

¿A quién dirige Ospina los versos de este tradicional vallenato? Seguramente a todos los males que han aquejado a este país, la violencia, la corrupción, la discriminación y, en general, la falta de oportunidades que enfrentan todos los colombianos. Para William Ospina la salvación de esta nación depende de que seamos conscientes de nuestra historia, de esa historia que no nos cuentan en los colegios, la verdadera historia. Es necesario darnos cuenta de la riqueza cultural que tenían nuestros indígenas cuando se impuso la dominación española; darnos cuenta de que la independencia conquistada por Simón Bolívar fue un gran avance, pero privilegió principalmente a la población blanca e ilustrada del país, y dejo de lado a los indígenas, a los afrodescendientes y a la pluralidad interracial; ser conscientes de que nuestros gobernantes, pertenecientes a las clases altas, nunca se han preocupado por buscar un orden social igualitario, que permita crear una identidad nacional, lejos de eso se han empeñado en admirar e imitar las economías de otros países, con resultados nada afortunados.

Ospina se detiene en diferentes puntos históricos coyunturales de la historia colombiana (la masacre de las bananeras, el asesinato de Gaitán, el Frente Nacional, los carteles del narcotráfico de los años 80) y también analiza el periodo de gobierno de varios mandatarios de la nación y su influjo en la sociedad colombiana contemporánea.

Hay en todo el libro un aliento de esperanza, a pesar de relatar los mayores traumas de la historia colombiana. Para Ospina, como poeta y hombre de letras, la salvación del país no está en manos de ningún presidente, sino en cada uno de los colombianos. ¿De qué manera? Antes que nada conociendo nuestra patria: sus regiones, sus habitantes, su flora y fauna, su geografía, su folclore, su música, su literatura, su arte. Es necesario amar nuestro país y luchar por hacerlo habitable, intentar, en nuestro trato diario con las personas, revivir valores perdidos: la confianza, la amabilidad, la tolerancia. Así mismo revivir esos ideales frustrados que predicó Jorge Eliecer Gaitán: la libertad, la igualdad y la fraternidad.

La justicia y las oportunidades se empezarán a ofrecer a todo colombiano, en el momento en que empecemos a tener sentido de pertenencia. Ese momento en que, parafraseando a Mercedes Sosa, lo injusto no nos sea indiferente, el momento en que queramos a este país con más fuerza que a sus males.

Al final el mensaje del libro nos recuerda la frase de John F Kennedy: "No se pregunten lo que su país puede hacer por ustedes, pregúntense lo que ustedes pueden hacer por su país".

Y para quienes son escépticos de que cada individuo puede aportar en la construcción de una nación, vale la pena dejar a consideración de los lectores el siguiente aparte del libro de William Ospina:

"Es imposible exagerar la importancia de (...) la lealtad, del amor por el territorio, del orgullo por los conciudanos, de la solidaridad, de la confianza, de la responsabilidad, de la conciencia de sentirse aceptado y dignificado, en la construcción de una sociedad verdadera. Por eso también son hechos políticos fundamentales el afecto, el orgullo, la dignidad, el respeto, la compasión, la memoria compartida, el amor que se convierte en generosidad, en confianza y en convivencia."

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